Barcelona es la ciudad europea donde más cocaína se consume, según concluye un novedoso estudio que analiza las aguas residuales de 60 urbes del continente, entre ellas la capital catalana, Valencia, Santiago de Compostela o Castellón.
Los datos están recogidos en el informe “Análisis de las aguas residuales y drogas: un estudio en varias ciudades europeas”, elaborado por el grupo europeo Score con la colaboración del Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías (EMCDDA), con sede en Lisboa.
Las aguas residuales como método de análisis
El documento recoge los resultados del calificado como “mayor proyecto europeo realizado hasta la fecha en relación con la emergente ciencia del análisis de las aguas residuales”, que ha buscado conocer, a través de los rastros de drogas ilícitas expulsados con la orina, los hábitos de consumo de los habitantes.
Se han recogido para ello muestras de 60 ciudades europeas; aunque el estudio no incluye datos, por ejemplo, de grandes capitales como Londres o Madrid, sus responsables sostienen que los resultados “ofrecen una útil instantánea del flujo de drogas en las ciudades analizadas” y “revelan marcadas variaciones geográficas”.
En la tabla final, Barcelona aparece como líder de la clasificación en consumo diario de cocaína (965,2 miligramos por cada 1.000 personas al día), seguida de Zúrich (934,4 miligramos); la capital catalana también es primera en consumo de lunes a viernes, en tanto que los fines de semana la suiza le adelanta.
Los números reflejan una tendencia que subraya el informe: “el consumo de cocaína es más elevado en las ciudades europeas occidentales y meridionales, concretamente en ciudades de Bélgica, España y el Reino Unido”; en cambio, “es entre muy bajo e insignificante en la mayoría de las ciudades de Europa oriental”.
En cambio, en consumo de anfetamina los niveles máximos se hallan en ciudades del norte de Europa: Eindhoven, Amberes y Saarbrücken son las primeras urbes de esta tabla, que refleja niveles muy bajos en el sur de Europa.
Mientras, el consumo de metanfetamina, “históricamente concentrado en la República Checa y Eslovaquia, parece estar presente también ahora en el este de Alemania y el norte de Europa, sobre todo en ciudades de Finlandia”, apunta el documento, que considera “muy baja o insignificante” su concentración en el resto de urbes.
Por último, el estudio sostiene que las cargas de MDMA más altas “se detectaron en ciudades de Bélgica, los Países Bajos y Noruega”.
El análisis de las aguas residuales, no obstante, no ha podido incluir datos sobre consumo de cannabis -la sustancia ilegal más consumida en Europa, según informes del EMCDDA-, porque en este tipo de estudio “plantea ciertos problemas analíticos y de muestreo”.