[:es]Los jóvenes siguen sin encontrar la puerta de entrada a una vivienda en propiedad. El alza constante de los precios, especialmente en las ciudades de Madrid y Barcelona, la financiación y la precariedad laboral están haciendo de freno para este colectivo que por obligación, aunque también los hay que por gusto y convicción, no tiene más remedio que seguir de alquiler o en el hogar familiar. Así se desprende del informe El perfil del comprador de vivienda 2017, realizado por ST Sociedad de Tasación y Planner Exhibitions, que analiza los comportamientos y las expectativas de los potenciales compradores que asistieron a la última edición del Salón Internacional Inmobiliario de Madrid (SIMA) con una intención real de adquirir una vivienda.
Los datos recogidos ponen de relieve que el porcentaje de jóvenes de entre 25 y 35 años ha sido el más bajo desde el año 2008 y que ante las dificultades actuales ha cesado en su intento de pasar del alquiler a la propiedad o independizarse y formar un nuevo hogar. “Esta franja de edad supuso solamente el 34,8% de los asistentes, cuando la media en la serie histórica ha sido de 49,9%, esto es, algo más de 15 puntos porcentuales. Los jóvenes no son ya ni siquiera el público mayoritario de la feria: en 2017, los visitantes con edades comprendidas entre los 35 y 45 años les igualan en porcentaje”, explica Eloy Bohúa, director general de Planner Exhibitions, la empresa que organiza las ferias SIMA.
“Los jóvenes se están alejando de la vivienda en propiedad porque los salarios no acompañan y porque las entidades financieras están centradas en dar hipotecas a un perfil muy prudente que no es el del joven”, indica el consejero delegado de ST Sociedad de Tasación, Juan Fernández-Aceytuno.
Si hay un colectivo que está ocupando este vacío y tirando del actual mercado es el de los demandantes de vivienda de reposición, puesto que mejorar la casa actual se ha convertido en la principal motivación de los visitantes a la feria. Le siguen inversores que compran con el objetivo de poner el inmueble en alquiler y obtener una rentabilidad. Prueba del peso de estos dos demandantes es que el porcentaje de encuestados que no necesitan financiación crece 3,5 puntos, hasta el 13,8%, esto es, cuentan con más recursos para adquirir la propiedad frente a los que buscan emanciparse del hogar familiar.
La presión de los precios no solo está afectando al comprador. También a los plazos ante la previsión de que suban aún más. El 52,2% de los asistentes lleva menos de seis meses en búsqueda activa de vivienda. Además, el 42,3% está interesado en adquirir una «en cuanto encuentre» la adecuada, mientras que un 32,9% se inclina más a hacerlo «de aquí a un año«.
El encarecimiento también se ha dejado sentir en el presupuesto con el que se afronta la compra. La cifra de españoles que tiene un presupuesto máximo de 150.000 euros para adquirir un inmueble ha caído al 17,7%, mientras que en 2013 o 2014 la cifra rondaba el 37% en ambos casos. Así, la tendencia de gasto está entre los 150.000 y los 300.000 euros, acorde al aumento de precios que han sufrido los inmuebles, según ST, que ha señalado que este aumento del presupuesto «refleja el realismo del comprador en un contexto de recuperación de la demanda«. Además, también ha habido un aumento de las personas que pretenden gastarse más de 300.000 euros.
El alza de los precios también está detrás de los cambios en la tipología que se busca. Aunque las casas de tres dormitorios siguen siendo las más demandadas, su peso se reduce y es absorbido por las de dos dormitorios. “Es un indicador del impacto que el incremento de precio tiene sobre el potencial comprador en forma de disminución del tamaño de la vivienda”, explica Bohúa.
Fuente: ElPaís
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