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El mercado negro de la okupación: «Me he comprado una casa por 500 euros»

Posted by LucasBarbosa on 05/06/2018
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«Compro piso para okupar (de) hasta 300 euros en Collado Villalba», dice un anuncio. «Se busca piso para okupar de banco ya que alquiler es imposible… zona Móstoles o Alcorcón… abierto y con agua y luz… pago bien! URGE», solicita otro. Decenas de propuestas del estilo aparecen cada día en portales como Milanuncios. Son casi todos particulares atraídos por el mercado negro de la okupación. Los pisos se «venden» por precios que rondan los 1500 euros. O se alquilan por mensualidades que no superan los 300. Con todos los gastos incluidos… porque nadie los paga.

A través de uno de estos anuncios, Erik, su mujer y sus dos hijos encontraron a finales de febrero un apartamento en la zona metropolitana de Barcelona. Después de una breve negociación, se hicieron con la llave por 500 euros, menos de lo habitual porque en la transacción no participó ninguna banda organizada. «Me quedé en el paro y mi mujer no trabaja. Era imposible pagar el alquiler y la alternativa a esta solución para nosotros es quedarnos en la calle», se justifica al ser contactado por teléfono.

Okupas - Foto Enrique Villarino

Erik cuenta que tecleó dos frases en Milanuncios y en pocos días le llegaron dos ofertas. Aceptó la segunda, la de una pareja nicaragüense que había decidido marcharse de España con su familia y quería sacarse un dinero. La vivienda, detalla Erik, está más o menos amueblada y no le falta nada importante. La toma de electricidad lleva tiempo pinchada y el agua corre a cargo de la comunidad. «Yo quiero que me dejen pagar los gastos para no dar problemas a nadie», dice. También insiste en que nada más llegar solicitó «regularizar» su situación pidiendo un alquiler social. «Estamos a la espera. Si tienes hijos es fácil que te lo den porque además la casa es del banco».

Cientos de pisos okupados cambian de inquilinos cada semana, dando forma a un mercado inmobiliario paralelo que tiene sus propias tarifas y que suele acabar orbitando en torno a grupos organizados. En la calle Cerro de la Alcazaba, en Entrevías (Madrid), hay un edificio con menos de diez años de antigüedad okupado por varias familias de las cuales algunas, dicen los vecinos, se dedican abiertamente a este negocio. El portero automático está reventado y en el garaje se acumulan los trastos. Desde la ventana, un hombre de mediana edad admite que la casa en la que vive no es suya pero se niega a dar más detalles.

Sí que acceden a hablar varios vecinos de la misma calle, hartos de los ruidos y la degradación del barrio. «Ahí lo que pasó es que la constructora no lo pudo poner en venta porque quebró. Cuando les quitaron el edificio, se metió esta gente. No tienen agua y van a diario con garrafas a la fuente con una carretilla. Mandan a los niños. Tienen ojeadores que pasan horas dando vueltas por el barrio para buscar más casas que okupar y luego se meten», dice una vecina que vive justo enfrente y que, asegura, teme incluso ausentarse durante más de unos días por si okupan su apartamento.

Las asociaciones de vecinos de los barrios más afectados de Madrid (ver el mapa superior) insisten en que llevan años denunciando el problema. «Pasa sobre todo con pisos de bancos, así como del Sareb y del Ivima. Los grupos organizados los identifican, se meten y después hacen negocio realquilándolos o vendiéndolos», comenta Enrique Villalobos, presidente de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM) y residente en Vallecas.

Durante las reuniones vecinales de los barrios más afectados se suceden anécdotas sobre la manera de operar de estos grupos. «Creemos que miran en Internet las listas de los pisos vacíos que sacan los bancos, los desahucios… y también ponen gente a vigilar durante horas y usan técnicas para comprobar si llevan mucho tiempo vacíos. Cuando lo tienen claro, se cuelan o pagan a alguien necesitado para que lo haga, o para que les venda una llave del portal o les ayude a entrar de alguna manera», detalla Villalobos.

La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) insiste en la necesidad de ir a la raíz del problema, que para ellos consiste en la dificultad que tienen muchas familias para acceder a una vivienda en el mercado libre. «Que se produzcan estas situaciones en estos barrios lo único que evidencia es una guerra de pobres buscándose la vida como pueden, pero la única manera de solucionarlo es ofrecer soluciones que contemplen la vivienda como un derecho humano: un parque de vivienda pública digno, regular el alquiler y poner el foco en la causa en lugar de en las consecuencias», dice Alejandra Jacinto Uranga, portavoz de la plataforma.

A pesar de los datos e iniciativas presentados en los últimos meses por las autoridades, la sensación extendida en los barrios más afectados es que nadie hace nada por arreglar el problema. En abril de 2016 se anunció la designación de un Coordinador Provincial de Seguimiento de Viviendas Ocupadas, responsabilidad que fue encargada al inspector jefe Sergio Gámez Hortal con el fin de «agilizar todo el proceso desde que se detecta la existencia de un piso ocupado por mafias hasta el inicio de un proceso rápido». Las asociaciones consultadas dicen que se celebraron varias reuniones y se prometió actuar con contundencia pero por ahora no reconocen avances concretos.

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